jueves, 13 de enero de 2011

COMER BIEN

Yo lo veo cada día en mi mismo, la mayoría de los días almuerzo como los pollos, rapidísimo, porque no me da tiempo porque me tengo que incorporar al trabajo con poco margen. El problema es que esa obligación de comer rápido la traslado a días en que puedo hacerlo pausadamente porque dispongo de tiempo suficiente.
Según unos estudios de la Universidad de Atenas, comer rápido, en comparación con hacerlo lentamente, reduce en el intestino la segregación de unas hormonas que provocan la sensación de estar “lleno”. La reducción de la segregación de dichas hormonas induciría, a comer en exceso y consecuentemente a engordar o que nos cueste más trabajo mantenernos en nuestro peso ideal.
Esta investigación aporta una posible explicación a algo que ya se sabía: que existe una relación entre comer rápido y la obesidad o el sobrepeso.
En este estudio, una número de individuos tomaron cantidades idénticas de un mismo helado, a diferentes velocidades. Los científicos tomaron después muestras de sangre de todos los participantes en la prueba, descubriendo que aquellos que comieron más despacio presentaban concentraciones más altas de reductores intestinales del apetito.
Según los investigadores, estos resultados ayudan a comprender cómo el estilo de vida actual, con su ritmo acelerado, podría estar influyendo en el exceso de comida que consumimos. Comer bien no es comer en exceso.

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