miércoles, 26 de septiembre de 2012

TRIATLON TITÁN. RESUENAN LOS TAMBORES


Resuenan los tambores, apenas hace unos minutos que ha amanecido y los primeros triatletas empiezan a llegar a los boxes que permanecen en penumbra. En sus alrededores voluntarios van y vienen acarreando vallas, dando carreras, llamando por teléfono… ultimando cada detalle para no fallarles a ellos, los grandes protagonistas. 
Las caras afiladas de la gran mayoría delatan que la preparación ha sido dura y concienzuda, una prueba como esta no se merece menos.
Revisan su material y bajan hasta el control acompañados por sus familiares y amigos que quieren estar junto a ellos en este ritual.
Los rostros curtidos de muchos denotan las mil batallas a las que se han enfrentado. Muchas batallas, si, pero esta, como siempre, será especial.
Miradas perdidas, conversaciones intrascendentes que tratan de demostrar seguridad… todos albergamos alguna inseguridad, pero todos, si, todos, queremos en unas horas respirar el ambiente mágico de la plaza de Zahara.
El momento de la partida se acerca, nos abrazamos, nos besamos, nos deseamos suerte, fuerza. Nuestros pies se están mojando en el borde del pantano y aunque algunos se resisten, la hora ha llegado.
¡¡¡Comienza!!! Parecía que no llegaría este momento pero comenzó. Cada uno hace su carrera pero los primeros metros son intensos, el grupo se estira y los mejores, aquellos para los que el tiempo es importante, se van alejando. Nuestra lucha es otra, nuestra lucha es disfrutar de cada instante que nos depare la prueba.  Nosotros contra nosotros.
El sol comienza a calentar y acompañando al balanceo de nuestra cabeza la imagen imponente del castillo de Zahara se muestra a nuestros ojos. Todo trascurre con celeridad y cuando menos te lo esperas estás afrontado el sector ciclista, transiciones rápidas, transiciones lentas, da igual, la lucha es la misma: tu y tu bicicleta contra el viento, las subidas, las bajadas… tu y tu bicicleta contra ti mismo.
Es necesario recuperar nuestras pulsaciones y nuestro ritmo respiratorio, las primeras rampas de Las Palomas están ahí, calma, ritmo sostenido, beber, pensar, comer, recordar, todos tenemos instrucciones y consejos que no debemos olvidar.
Una interminable fila de triatletas, todos respetando las distancias se esfuerzan para superar las pendientes.  Hemos estado aquí en otras ocasiones. no debemos cebarnos. El día es laro pero si no pensamos aún lo puede ser más.
Las últimas curvas se hacen duras pero ya está ahí, vamos bien. Los pensamientos positivos hacen más llevaderos los esfuerzos. La bajada ayuda a recuperar y las vistas de Grazalema y el aliento de sus gentes nos hacen crecernos. “Sólo queda un tramo favorable y estamos en El boyar”. Entre riscos continuamos avanzando, adelantamos a algunos triatletas a la vez que somos también superados por otros. Nos animamos. Nos repetimos: “Esta prueba es diferente”.
Ya no vamos sobrados pero afrontamos con determinación el boyar. En el avituallamiento de El Bosque hemos visto caras conocidas y hemos sentido su aliento y energía.
Empieza a hacer calor, afortunadamente las previsiones de lluvia no se han cumplido. El ritmo no es malo aunque ya no tenemos las mismas fuerzas que hace un par de horas. Vemos ya la carrera a pie cerca. Sólo un esfuerzo más, ya estamos arriba, dos minutitos de bajada y las Palomillas de un tirón. Ya no tenemos más desarrollo que meter, vamos con todo. El sudor resbala por la nariz y resoplamos, pero ya estamos aquí. En la bajada hay que tener precaución. Acordémonos de los que nos esperan y seamos precavidos. Piano, piano se va lontano.
Bien, sólo la bajada y a correr. ¿tendremos piernas? SI, las tendremos. Los pensamientos positivos atraen las situaciones positivas.
Nos calzamos, nos animamos, nos animamos. Los kilómetros van pasando, más rápidamente, más lentamente, pero van pasando. Algodonales quedó atrás y ya vemos nuestro objetivo cercano. Volvemos a pasar por los boxes que descansan de los ajetreos momentáneamente. Los voluntarios animan, los acompañantes animan, los paisanos animan, nosotros nos animamos. Ya estamos ahí, ya estamos ahí.
Con el paso del último avituallamiento está hecho. Nos miran y nos dan el último “empujoncito”. “¡Vamos, que ya lo tenéis!”.
El último esfuerzo es duro, muy duro. Nadie dijo que sería fácil. Podemos sentir la meta, no la vemos, pero está ahí.
El griterio no nos deja oir. Sólo pensamos en que ya lo tenemos ahí. Pensamos en todos y en todo. ¡SOMOS TITANES! Ha merecido la pena. Lo demás es historia.
¡¡¡¡¡Gladiadores a por ello¡¡¡¡¡
Lolo, Esther, Alberto, Javier, Pablo, Ricardo. ¡¡¡¡A por ello!!!! El trabajo está hecho.

viernes, 21 de septiembre de 2012

IRONMAN DE GALES


1h 1´ nadando, 6h 10´ en bici, 3h 12´ en la maratón, 19º de mi categoría y 129 en la general absoluta. Esos son mis números del otro día en el Ironman de Gales y que habitualmente llaman la atención a los “buscadores de tiempos”, pero a los que sentimos estas distancias sólo nos dice cómo fue el día, pero poco o nada de todo el camino hasta llegar allí, camino plagado de sacrificios, esfuerzos y por qué no decirlo, sueños.
Comenzamos a pensar en Gales valorándola como la mejor opción, para prepararla teníamos por delante todo un verano y así, a priori era bastante más sencillo. Así pues, con mucho menos de lo adecuado, como siempre, me presentaba en la línea de salida de un Ironman intentando estar cerca de las plazas que llevan a Hawai. El viaje lo realicé con mi amigo y compañero de entrenos Ricardo Villodres y ya instalados allí pasamos el tiempo vagueando y contando el tiempo hasta la llegada del día D.
Y ese día que parece que no llega llegó. El agua estaba perfecta para la natación, no estaba muy fría y parece que todos los augurios desagradables (temperatura, estado del mar…) no se iban a cumplir. Para empezar perfecto.
Tras el himno Gales se dio el pistoletazo de salida, Ricardo y yo nos colocamos en uno de los lados para tratar de meternos lo menos posible en la lucha por la primera boya, nadé cómodo y sin recibir muchos golpes. El agua como una piscina hizo que mi tiempo fuera bueno, el día empezaba bien. La transición es larga, muy larga, para facilitarla la organización acertadamente había optado por dejar que los participantes pudieran utilizar zapatillas hasta la llegada a boxes. 9´ y a la bici preparado para enfrentarnos al recorrido. El día estaba cambiando y ya empezaba a molestarnos el viento. Acoplado y con muy buenas sensaciones iba viendo pasar los kilómetros. La idea era regular los primeros 90 km para afrontar los siguientes más duros y sinuosos. Sobre el km 40 me adelanta Manu de Jerez, es una buena referencia. Así compartimos muchos kilómetros, nuestro ritmo era muy bueno, aún así seguía siendo superado por algunos grupos de edad. Estabamos sufriendo un día perro, aún así seguía con buenas piernas. En la 2ª mitad ya con la lluvia más intensa levanté un poco el pie. El objetivo era no caerme y llegar entero.  En la entrada a Tenby nos cruzabamos con los que ya corrian, más de los deseados, no obstante estaba confiado, con mis limitaciones, en mi mejor disciplina. Transición rápida y a ritmo de 4-4´10 comienzo a pasar gente muy rápido. Aquí mi intención era hacer el máximo número de kilómetros a estos ritmo y a partir del 25 ver qué pasaba. Sobre este kilómetro tuve mi gran bajón que me obligó a ralentizar mucho el ritmo y  gracias a mi cabeza no decaer en demasía. Cruzarme con Ricardo y sus ánimos me ayudaron bastante, sólo quedaba una vuelta y ya sólo pensaba en llegar y descansar. Tras una buena maratón cruzo la meta con el habitual “You are an Ironman”. Tras cambiarme y recuperar liquidos salí en busca de Ricardo que tras una consistente prueba finalizaba su 2º Ironman. Fotos de rigor y ver la llegada de los más rezagados fue lo que hicimos en las siguientes horas. Las cuestiones filosóficas las dejaremos para más adelante.

No conseguí mi slot para Hawai (era difícil y la gente cada vez es más competitiva y el nivel en esos puestos en busca de la plaza sube y sube, aún así no me quedé muy lejos), por ello quizás aparque el sueño por una temporadita para reflexionar y buscar otros retos más llevaderos olvidándome del rendimiento y buscando más el deporte por el deporte, sin más. Entretanto descansar es mi gran objetivo.