Motivación, motivación, motivación. ¿cuántas veces al cabo
de la semana vamos escuchando esta palabrita? Es muy fácil decir “cuando las
cosas parezcan difíciles no te rindas, levántate cada vez que te
caigas, no desistas, se constante, inténtalo de nuevo...” pero a veces es
verdad que los contratiempos que nos surgen en el día a día nos hacen desistir
de nuestro esfuerzo. No es porque el premio no sea interesante pero a veces ese
premio, que la mayoría de las veces en nuestro caso esta a meses vista puede
hacerlos ver que el esfuerzo personal diario no compensa.
Siempre me gusta
decir que con la cultura del esfuerzo todo iría mucho mejor, esforzándonos
somos mejores en nuestros trabajos, en nuestros estudios, en cualquier ámbito
en el que nos movamos y por supuesto ese esfuerzo es fácil que nos llevará a
ser mejores personas y a valorar en su justa medida nuestros éxitos
sin
necesidad de compararnos con nadie.
El objetivo de
este esfuerzo debe ser que podamos todos ser un poco mejores y puestos a pedir,
que es de las pocas cosas que hoy en día son gratis, ser y hacer felices a los
demás y que de ese esfuerzo y ese disfrute vivido consecuencia de esa lucha,
podamos, como el cuento de “El buscador de Jorge Bucay”, poder escribir muchos
años en nuestras tumbas, señal que lo vivido y disfrutado han conseguido que
hayamos podido aprovechar cada segundo que la vida nos depara.
Esforzarse nos debe acercar a cumplir con nuestros sueños. Si tienes
sueños, lucha por ellos. Que no puedas, con el pasar de los años, decir que no lo
conseguiste porque no luchaste. Si necesitas motivación búscala, pero sobretodo
no te rindas. En eso estoy yo ahora...