Como siempre, un año se cumple la Ley de Murphie en la Semana Santa. Todos los planes previstos casi se desmoronan y los kilómetros previstos en bici se han visto alterados y/o sustituidos por la incesante lluvia que nos ha acompañado hasta, como no, hoy, día en el que la mayoría nos incorporamos al trabajo y en el que el tiempo disponible se reduce hasta el mínimo. Hoy, para variar, luce el sol.
A pesar de todo he sido capaz, antes de entrar en la última fase de mi preparación para Frankfurt, de completar una buena semana. Así completé mis tres días de natación, eso si, de lunes a miércoles porque el resto de la semana cerraba la piscina y el mar no daba ninguna posibilidad, cuatro sesiones en bici, con caída incluida en la larga, más cortas de lo deseado pero llegando a los 300 kilómetros, con la pena de estar en El Bosque y no poder salir a rodar ningún día y tres buenas sesiones a pie, dos de ellas en la sierra, recorriendo senderos, en solitario y disfrutando de la naturaleza. Esta semana será de recuperación, con una pequeña competición a pie el sábado por la tarde, con salida larga de bici prevista por la mañana si el tiempo lo permite (las previsiones no son buenas) para tratar de recargar pilas y afrontar con ganas e ilusión lo que me queda.
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