¿Qué ruedas utilizo? Si hace
viento ¿uso las de palos o las de perfil? ¿mono integral o top y mallas? ¿corro
con medias de compresión? ¿utilizo el garmin? ¿me guío por el sensor de
potencia o no? ¿cabra o bici convencional?
Tengo que hacerme un estudio de
la pisada, de la posición en la bici, análisis de la brazada, necesito realizar
trabajo en el gimnasio, sesiones de estiramientos, debo cuidar mi alimentación,
tomar suplementos...
¿Demasiados análisis y preguntas
para seguramente algo tan sencillo, a priori, como correr un IM?
Ha llovido mucho, lo se, desde
que corrí por primera vez un Ironman,
pero me llama poderosamente la atención como parece, aunque quizás el tiempo lo
haya distorsionado, que entonces no teníamos tantas preguntas como ahora,
tantos factores limitantes, ni la inversión de tiempo, dinero y
“comedura” de coco, al menos en mi caso, era tanta.
Había quien era “más profesional”
en su preparación pero la mayoría de los que nos enfrentábamos a la distancia
nos centrábamos más en el reto de superar la distancia y menos de todo lo
superfluo que rodeaba al resto.
No digo que no esté bien que la
gente cuide cada detalle, que busque la mejora a través de los recursos que hoy
se les brindan, que dispongan de un entrenador que les oriente en su camino,
que si se lo pueden permitir dispongan de buen material, que cuiden su
alimentación y que hagan todo lo posible (y a veces casi lo imposible) para que
el día D sea ese gran día por el que soñaron y trabajaron duro.
Pero si no dispones de tantos recursos
piensa que también es posible conseguirlo sin ellos. Pide consejo si lo
necesitas, habla con los veteranos en la distancia, lee, empápate todo lo que
puedas de la esencia de la distancia. Disfruta, tómate tiempo para parar y
disfrutar del camino. No te obsesiones con marcas, puestos, ritmos... si ese no
es tu objetivo. Si el tuyo es cruzar la meta céntrate en realizar una buena
preparación que te permita, sin poner en riesgo tu salud, cruzar la meta.
No hace falta mucho para
conseguirlo pero si constancia y esfuerzo suficiente para lograrlo.
Y como reza en la taza... “Si puedes soñarlo, puedes hacerlo”.