jueves, 6 de agosto de 2009

MI CRÓNICA I

Ni que decir tiene que estoy muy contento. 45º absoluto en una prueba oficial Ironman, 8º de mi grupo de edad y a un puesto de obtener la clasificación para Hawai es mucho para el tiempo que le puedo dedicar al entreno. Una prueba Ironman para los que lo vivimos con pasión sabemos que es mucho más que una prueba.

Como siempre los viajes suelen ser estresantes. Coche, aeropuerto, esperas, más coche... Mi viaje lo comencé en Sevilla el viernes. Desde aquí volé hasta Londres y en coche palizón hasta Bolton. Llegamos ya de noche tras un día sin parar. El sábado, víspera de la prueba, tocaba recogida de dorsales y preparación y entrega del material. Aquí comenzaba una pequeña odisea. Mi nombre no aparecía en la lista de competidores y por tanto no iba a poder competir al día siguiente. Esperas y más esperas, estrés, la organización no encontraba explicación ni podía dar una solución. Íntentaba hacerles entender como alguién que no estaba inscrito podía hacer semejante viaje, ellos argumentaban que pero si no estaba, pues no estaba. Tras muchas llamadas, mucho tiempo de un sitio a otro y gracias a que no suelo borrar mis emails, me dan definitivamente un dorsal de un competidor que por lo visto no participaría. Primer escollo superado. Llovía, hacía fresco-frío y había barro por todos lados.
El día de la competición hay que madrugar. Nos levantamos a las 2 y media pues la prueba comienza a las seis y hay que trasladarse en autobuses que salen entre las 3 y las 4 hasta boxes desde el Reebok Stadium. Llegada, parece que no va a llover, hace frío pero menos del previsto. "Repaso" del material y la hora se va acercando. Desde boxes hasta la salida de la natación hay muchísima distancia, con barro, asfalto y cuestas. Lo hago en compañía de un catalán que hace su primer Ironman y su ¡segundo triatlón!, es un valiente el tío. A la salida de la natación es el camino a seguir. El gorro que nos ha dado la organización es de silicona, lo que reafirma nuestra creencia de que el agua estará muy fría. Yo además me pongo otro debajo para cubrir mis orejas. Llega la hora, el agua está fría pero no parece que tanto. El pensar que iba a estar congelada ayuda. La salida es desde el agua, evito meterme con mucha antelción. Salida y ya no hay vuelta atrás. Se nada con limpieza y casi sin golpes en los primeros metros ya que hay mucho espacio. Al llegar a la primera boya tengo la sensación de que está lejísimos, los tiempos después lo corroboran. Se me hace larga, larguísima, mi tiempo de más de 1h 10´no me sorprende, mis sensaciones es que hemos nadado de más y con la transición tan larga nos iremos casi a hora veinte. Algunos, inteligentemente (y porque lo sabían) han colocado unas zapas extra pra la transición con lo que son más rápidos y se evitan clavarse las piedrecitas del camino. Llegada a boxes, maillot de manga larga porque soy friolero y a la bici. Temo que las zapatillas no encajen porque el barro que hay en boxes es impresionante. Con suerte encajan. Aquí comienzo la bici, sin reloj y con calma. El día nos está respetando y parece que no va a llover...

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